Os recomiendo, lectores, que a la hora de desempeñar la ardua tarea de fregar los platos (y no digo ardua porque sea algo difícil, si no porque parece que es algo que a priori da pereza) Mi consejo del día es apilar los platos y sartenes y ollas ya fregados en uno de los lados de la pila y comenzar a enjuagarlos unos encima de los otros, así cuando quieras enjuagar la olla ya estará llena de agua y solo tendremos que aclarar un par de veces. Otras formas de fregar los platos es fregar y enjuagar una vez tras otra, pero se gasta más agua, y todos sabemos que en estos momentos no es hora de desperdiciar, tanto para controlar gastos como para cuidar al planeta.
Además aconsejo el vasito mágico con el cual nos servimos para tomar tragos de agua para enjuagarnos la boca y os recuerdo que con el agua que sobra en el vasito se puede meter el cepillo y dar un par de vueltas y así lo enjuagas también sin desperdiciar ni una pizca.
Además en cuanto a lo del friegue de platos y el uso adecuado de nuestro desagüe, os recuerdo la importancia de no verter aceites en los sumideros. Por ello otro consejo que os doy es que después de comer, con el aceite sobrante de las ensaladas (que por cierto está riquísimo con pan) pongáis dentro de la fuente las servilletas de papel que os an servido durante la comida y que gustosas absorberán ese aceite para después acabar en la basura. Recordad que el agua, tanto potable como la que aún tiene que pasar por la depuradora para ser devuelta al cauce, merecen el mismo respeto.
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